Análisis del artículo
“La integridad, un valor que no tiene precio” del autor Azael Pittí.
Escrito por: Laury Sánchez
Este artículo me ha invitado a reflexionar
sobre la importancia de la integridad en la vida de cada individuo y el rol que
desempeña este valor en el desarrollo de nuestras relaciones personales y
laborales.
En la sociedad en que vivimos, donde el
prejuicio, la mentira, la envidia y la
intolerancia reina en la conciencia y comportamiento de los hombres, la
integridad representa aquel valor que nos permite ser cada vez mejores
personas, al actuar siempre de manera correcta siguiendo sin duda nuestras
creencias y pensamientos. La integridad va relacionada con la rectitud de
nuestras acciones y los valores morales que empleamos para vivir una vida correcta
y placentera. La persona íntegra es justa consigo misma y con los demás, es
recta, bondadosa, sincera, honrada e intachable, cumpliendo sus promesas a
pesar de las adversidades y obstáculos.
La palabra para la persona íntegra
representa el mayor compromiso que existe, ya que concibe su palabra como una
ley. Debido a esto, es una persona con credibilidad e inspira confianza y sabiduría en todos los aspectos
de su vida.
Sin integridad, un individuo está expuesto
a cometer muchos errores que pueden ocasionar problemas en todos los ambientes
en que interactúa, ya sea laboral o familiar.
En las empresas, la falta de integridad personal es una falta grave, los
juicios incorrectos afectan severamente la imagen de una empresa. Un ejemplo de
esto puede ser la corrupción, donde los colaboradores abusan del poder de su cargo para sacar un provecho económico
o de otra índole.
Según Gandhi: “Creer en algo y no vivirlo
es deshonesto”. Analizando estas sabias palabras, Gandhi nos invita a
reflexionar día a día sobre nuestras acciones y pensamientos, y analizar si ponemos
en práctica los valores que deben regir nuestra vida como la honradez, la
honestidad, la responsabilidad y el respeto entre otros valores.
La persona íntegra no miente, porque vive
de acuerdo a valores que rigen su comportamiento, los factores externos no la
transforman, porque sigue sus convicciones diariamente.
El artículo nos ofrece una guía de cómo ser
íntegro en nuestras vidas. Principalmente, señala la necesidad de realizarnos
una autoevaluación para conocernos a
nosotros mismos e identificar nuestras
fortalezas y debilidades. Con la identificación de nuestras debilidades,
podemos realizar acciones para mejorarlas y así proyectar una mejor imagen
hacia los demás.
El ser integro con los demás, conlleva no mentir, así se gana la confianza y el
respeto de nuestros compañeros, amigos y familiares.
Cumplir con lo que se promete, es un
principio básico en el camino hacia la integridad, la palabra es el camino a la
excelencia y el desapego a la mediocridad. La responsabilidad juega un papel
importante en la búsqueda de este valor.
De esta manera, la integridad forma parte
del ser del individuo, no es algo que se aprende de un día para otro, se
necesita convicción y unos valores morales bien definidos.